El Huevo de Gallo

Clark Baker

 

NOTA INTRODUCTORIA Y ACLARATORIA:

La Semmelweis Society Interrnational (SSI) es una asociación con base en los USA cuyo nombre honra al médico húngaro Ignaz Philipp Semmelweis (1818-1865). El Dr. Semmelweis descubre en 1846 que simplemente desinfectando las manos de los médicos que atienden a las mujeres que van a dar a luz, baja drásticamente la fiebre puerperal que mata un alto porcentaje (¿20%?) de las parturientas. Su trascendental hallazgo se traduce en despidos, marginación, etc. En 1965 muere ridiculizado por casi todos los grandes catedráticos universitarios y jefes de hospitales.

 

La SSI está formada por investigadores, médicos, enfermeras y, en general, personas interesadas en que la Medicina funcione bien y en defender a los profesionales y enfermos que sufren represalias por denunciar s mal funcionamiento.

 

El 13 de mayo de este año, la SSI concedió sus premios anuales Manos Limpias (Clean Hands) al profesor del Departamento de Bilogía Molecular de la Universidad de California en Berkeley, Dr. Peter Duesberg, y a la periodista estadounidense Celia Farber por su rechazo de la versión oficial del SIDA y por su formulación, defensa y divulgación de hipótesis causativas alternativas.

 

Tanto entidades y personas ajenas a la SSI como algunos de sus miembros y ex miembros protestaron ante dichas nominaciones. El Presidente de la SSI, Dr. Roland Chalifoux, hizo público un Comunicado de Prensa el 1 de junio reafirmando la importancia y la justicia de los Premios concedidos. Ante la persistencia de algunas críticas, el Dr. Chalifoux pidió al experimentado detective californiano Clark Baker que investigase el caso. El 21 de julio hizo público el Informe titulado “Gallo’s Egg”, que había entregado unos días antes a la SSI.

 

A modo de Presentación tanto del oficial Baker como de su Informe, he reagrupado, he ordenado y he traducido las siguientes frases, extraídas del Informe, de su Introducción, de comentarios en la web www.californiaconservative.com o en el blog www.exlibhollywood.blogspot.com

 

 

(Auto)Presentación

 

Mi nombre es Clark Baker. Soy un detective privado, con licencia en California. He sido detective durante 28 años, tanto privado como en el Departamento de  Policía de Los Ángeles (1980-2000). He realizado más de 5.000 investigaciones criminales y civiles, y he investigado, arrestado, procesado y ayudado a detener más de 2.700 carreras delictivas. También he recibido más de 80 condecoraciones militares y civiles por mis servicios como sargento de marines de los USA y como oficial de policía.

 

Tras estos 28 años, me considero enormemente escéptico ante todo hasta que no lo he probado por mí mismo. Hoy en día, la mayor parte de mi trabajo es pro bono, por lo que puedo ser muy exigente con aquellas personas a las que asisto. Se espera que los testigos mientan, pero si descubro que un cliente mío me ha tergiversado los hechos o me ha mentido, normalmente lo abandono.

 

Soy afortunado por tener el tiempo, la energía y los recursos para ayudar a que buenas personas puedan salir de apuros inmerecidos.

 

Empecé esta investigación en mayo de este año, y desde entonces he transferido TODAS mis demás investigaciones a otros detectives. Por estos esfuerzos, no he sido compensado económicamente. Mi intención es continuar implicado en este tema hasta que los tribunales y/o los legisladores hayan terminado con esta empresa criminal (llamada SIDA).

 

Hasta ahora, nunca imaginé que algunas de las industrias farmacéuticas podían apoyar falsa ciencia para financiar investigadores a fin de que produzcan fármacos caros que causan sufrimientos y enfermedades por todo el mundo; o utilizar legislación confusa para forzar a madres sanas y a sus bebés (bajo amenaza de quitarles la patria potestad) a ingerir fármacos que matan, y entonces utilizar las enfermedades y la mortalidad que se generan como evidencia de que una no-existente enfermedad sí que en realidad existe.

 

Si Ud. quiere comprender lo que ahora entiendo que es la conspiración criminal más importante que nunca pude imaginar, lea el Informe que he elaborado.

 

En circunstancias normales, pondría una lista con mi agradecimiento a todas las personas que me han ayudado en esta investigación y en el subsiguiente informe. Debido a las condiciones que existen en la comunidad científica y en la industria farmacéutica, no tendría sentido legítimo alguno exponer a estos testigos como potenciales dianas u objetivos. Cuando llegue el momento adecuado, el mundo conocerá la diferencia entre aquellos que sirven a la Humanidad y aquellos que se sirven a sí mismos a expensas de la Humanidad.

 

Jamás he escrito sobre algo más importante. Esta historia ha cambiado mi vida, y si Ud. se toma el tiempo y la paciencia para comprender lo que he redactado, también puede cambiar la suya.

 

No se precisa de formación médica alguna para investigar conductas fraudulentas o criminales, así como la financiación utilizada.  (…) No se requiere un cerebro de neurocirujano para ver que ningún científico ha demostrado nunca que el VIH: 1) existe; 2) ataca células; ó 3) causa el SIDA.

 

Argumentar contra las montañas de minucias del VIH/SIDA, que son  interdependientes y que se apoyan las unas a las otras, requeriría terabytes de capacidad computacional y la tenacidad de los fanáticos deportivos más detestables del mundo.

 

La clave de todo este enorme entramado no se encuentra en las paredes de cartón-piedra ni en los peones ni en los corre-ve-y-diles, sino en la declaración original misma del propio Dr. Gallo sobre el VIH.

 

Tras haber investigado miles de crímenes y haber arrestado cientos de miembros de bandas criminales y otras gamas de depredadores, reconozco un asunto criminal en cuanto lo huelo.

 

El VIH/SIDA convierte la estafa Enron en un juego de póker entre buenos vecinos.

 

Por malo que fuese Ken Lay (el fundador de Enron), nunca pudo pensar en envenenar y matar la cantidad de personas que las empresas farmacéuticas están dañando y matando en base a la medicina tipo-Mengele de Anthony Fauci y Robert Gallo. Escorias como ellos (y como John Moore, de la Cornell University) finalmente se pudrirán en el infierno, pero tengo la intención de que conozcan alguna justicia terrestre antes de que los chacales del infierno se los merienden.